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Sobre creatividad

He aquí mis últimas obras,

fruto de un aprendizaje express de bordado,

pizca de otras obras,

sombra de algunos sueños.

Las observo,

al principio parecen insulsas,

otra locura más del momento

Pero… disfruto el proceso

y, al final,

otra nueva ojeada me trae placer,

orgullo de esa proyección.

Algún rincón en mi cerebro las creó,

con los años he podido darles forma,

atizar ese fuego que las crea.

Reviviendo el pasado,

me recuerdo rezongando,

por qué la creatividad no venía a visitarme,

se había quedado alojada en la casa de algún artista

que sí la merecía.

Y despierto,

caigo en la cuenta de que, como un cultivo,

con trabajo y paciencia

dio un hermoso fruto.

Ese cultivo diario

lo presencié en el pasado durante muchos años:

nos encontrábamos en cirugía,

el calor del momento,

la patología sin resolver,

habías agotado instancias,

repasado mentalmente todas las opciones que habías releído durante días previos,

estancamiento total,

la teoría previa no te servía de nada,

caos y desorden.

De repente llegaba él,

mente serena, solo un vistazo

unos pocos segundos eran suficientes,

con cualquier recurso

él veía el fondo del lago

y te daba la mejor opción

con la que resolvías algo irreparable.

¿Cómo se le ocurrió?


El Profesor DeRose, en su libro Meditación y autoconocimiento, nos cuenta la parábola del lago: en el fondo de un lago hay un diamante; de un lado del lago, la superficie está turbulenta, del otro lado, serena. Solamente la persona que está frente a la superficie serena puede ver el fondo del lago, y el tesoro que allí se encuentra.

El lago es la mente; la superficie encrespada y las turbulencias son las ondas mentales. Practicando meditación, nuestro objetivo es detener la actividad de la mente y que la conciencia pase a fluir por otro canal, el del conocimiento directo o intuición.

Todos hemos experimentado esos momentos de intuición: sentimos la necesidad de estar en algún lugar en el momento indicado; una idea súbita viene a nuestra mente dándonos la solución a un problema; está ahí, viene en forma de flashes, pequeños destellos de luz.

En profesiones como la música, la pintura, entre otras, se producen de manera más continua estos momentos intuicionales. La creatividad aflora durante algunas horas dando una bella obra final.


En el libro Free Play se describe cómo artistas como los músicos vivencian instantes de intuición durante la creación de sus obras.


Recuerdo cómo durante unas vacaciones en las que me alojaba en casa de un gran amigo, durante el desayuno, al vernos romper la cáscara de un huevo duro, él hallaba en menos de un segundo una nueva escena para su obra. Lo veías a lo largo del día, tras observaciones de lo cotidiano, extraer y crear. Y, ¿nosotros, los mortales comunes? ¿El oficinista, la gerente, la maestra de escuela, el médico, la abogada? ¿Estamos excluidos de la creatividad? Ciertamente, no. La creatividad forma parte de las habilidades blandas (o soft skills, como a menudo se nombran), genera soluciones a problemas de la vida diaria, nuevas situaciones enriquecedoras, y suele presentarse en cualquier profesión.


La vía intuicional se puede entrenar, convirtiendo esos pequeños flashes de intuición en estados de mayor duración, que guían nuestro camino en las actividades diarias. Ese entrenamiento consiste en la práctica de meditación, actividad que va ampliando los momentos de intuición. Tú, ¿meditas diariamente?



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