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Sobre cambiar el mundo comenzando por una / une / uno.

¡Buen día! Con una agradable “ansiedad” quiero compartir algo que particularmente estoy aprendiendo con mayor puesta en práctica (digamos, entonces, con mayor consciencia).


Vuelvo a recordar cuántas veces escuchamos frases que parecen gastadas y nos aburren, pero alguna, en algún momento... se vuelve expresión. Algo inscripto o encriptado en aquellas palabras encendió, des-switcheó, despertó algo.


Creo que hoy es un momento para enfocarnos en el aprendizaje “por oposición” (¿es un momento personal o también a ustedes les pasa?). ¿Qué sería aprender por oposición? Sucede que lo que no me gusta ya no es algo para “tirarle tierra” o simplemente para “darle la espalda”, sino aquello que me clarifica por dónde no quiero ir. Y, como las sensaciones y la información pasan por el cuerpo, al hacerlas conscientes y al permitirme vivenciarlas, asimilarlas, observarlas, puedo generar el aprendizaje para ir armando mi camino: ya sé que por allí no quiero, ya registré que “tales expresiones, tal accionar no van conmigo, no forman parte de mi mensaje” ni de la forma de moverme que quiero construir. Entonces, puedo aportar cuáles sí serían posibles (¿vieron que allí radica aquello que hemos hablado sobre “mindset”?).


Hay dos elementos que creo fundamentales para conocernos, crecer, escucharnos: poder dialogar con buenas personas sobre lo que nos sucede, y pasar tiempo a solas.


1. Dialogar con las personas indicadas. Hay personas que nos abren la posibilidad de corrernos de nuestra perspectiva, nos generan propuestas interesantes. Creamos red de crecimiento.

¿Quiénes o cómo serían las personas indicadas? ¿Experiencia de vida, paradigmas, amplitud…? Si, pero hay un elemento que para mí es muy valioso, la capacidad de correrse de unx mismx, para tener una escucha atenta y poder aportar aquello que la otra persona está necesitando y no simplemente lo que nos dan ganas de revivir, o de contar de nuestra historia. Lo que es más preciso en ese momento para quien nos está escuchando. A veces será un ejemplo, a veces una pregunta, un apretón de manos, una propuesta para airear, e incluso un valiente “no sé si tengo algo valioso para aportarte en ese momento”, y entonces dar lugar al silencio.


Vengo teniendo otro particular aprendizaje por oposición (es decir que estoy pudiendo registrarlo como tal de manera consciente y dedicándole mindset), relacionado con este punto que es la no invasión a les otres con lo que yo quiero, incluyendo aquí el abuso del tiempo de la otra persona, los espacios personales. No avasallar es una muestra de registro, de respeto, de amor.


Me pregunto si habré obrado, obro u obraré como aprendizaje por oposición para alguien, y posiblemente sí; qué bueno sería, al haber aprendido de aquella situación, mediante el diálogo honesto -o con el segundo elemento que nombraré en el siguiente párrafo-, sorprender a la persona para quien yo haya sido aprendizaje por oposición, tomando una actitud diferente en una situación similar.

Pasemos al segundo elemento:


2. El tiempo a solas, el espacio personal. Ay, lo respiro profundamente. Es aquí donde es posible hacer otro tipo de sinapsis, donde generalmente se produce el famoso “eureka” (si no sabés qué significa, podés buscar “principio de Arquímedes y su Eureka”), donde surge la posibilidad de tener una conversación interior, de poder sentir sin tiempo, de encontrarnos, de movernos, de probar, de experimentar. ¿Qué pasa cuando estoy conmigo? Estoy conmigo.


Hace poco tiempo volví a disfrutar de generar para mí esos espacios denominados (no muy certeramente) “a solas“. En otras oportunidades llenaba el tiempo de no estar haciendo una actividad específica con otras tareas, pero hoy me encuentro reduciendo tareas con mucha felicidad, y esos momentos no son vacíos, de hecho “son tan llenos”; son una puerta abierta, un jardín. ¿Qué ha cambiado? Muchísimo. En pocas líneas podría simplificar algo enorme: “darle bola a la intuición, al sentir”, irme de donde no no me siento bien. Quizás ya fue etapa cumplida, quizás haya cosas que rever, y habrá otros quizás. Tomar unas horas a la semana para estar a solas, caminando, explorando, museando, bailando... Encontrar la práctica, la filosofía que vaya conmigo.


Aquello que no nos gusta en el afuera, comencemos por no desarrollarlo por dentro, y viceversa -hablemos en clave positiva-: aquello que nos gusta en el afuera podemos desarrollarlo desde adentro.


Si algo de lo expresado aquí resonó en vos, te invito a pactar un encuentro; quizás nuestra red está cerca, quizás ya hay sintonía… Si lo estabas sintiendo, “dale bola”.



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